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domingo, 9 de julio de 2017

COMPARTIR O COMPETIR- EMPRENDIMIENTO

COMPATIR O COMPETIR-EMPRENDIMIENTO
VERÓNICA DÍAZ LONDOÑO
11°6
Podría parecer que los términos compartir y competir fueran excluyentes el uno del otro, pero la realidad nos demuestra que esto no es así.
Claro que si, no es así, competir es algo innato con lo que nacen todas las personas. Competimos de todas las formas ya sean con nuestros amigo, familiares, en los estudios, entre muchas cosas mas. La competición es muy importante en nuestras vidas debido a que tendemos a superar cada  reto o persona que se nos presente para así sentirnos satisfechos de nuestros logros. Es importante tener en cuenta que para ser competitivo hay que trabajar con exigencia, disciplina, persistencia, entre otras.
Compartir, en cambio, también puede tener una vertiente negativa.
Muchas veces a la hora de compartir puede llegar a provocar actitudes de dejarse llevar, en pocas palabras a volvernos mediocres limitando nuestro propio crecimiento a nivel personal. También hay que tener en cuenta que uno puede tener una actitud enfermiza y obsesiva referente a la competitividad; lo cual puede  generar consecuencias negativas en las demás personas. Pero lo importante de esto es mantener un equilibrio entre el compartir y el competir, ya que ambas pueden llegar a sus extremos y provocar consecuencias no solo en nuestras vidas sino en las de los demás.
Compartir supone partir de un grado de autonomía previamente saber detectar necesidades y qué hacer para solucionarlas.
Compartir significa trabajar en equipo, saber ser autónomo pero interdependiente. Cuando empezamos a tener una cierta obsesión con la competición empezamos a ver al otro como un enemigo. Para pasar del competir al compartir hay que ir balanceando estas dos actitudes e ir pasando de una a otra.
En el ámbito de las organizaciones, son frecuentes las negociaciones.
En las negociaciones se tiene como principal que la opción “ganas tú-gano yo” es mejor que la opción “gano sólo yo”. En este caso vemos que hay una ansia por el poder, por ganar mas y más y esto merma la capacidad de compartir.
Las dos características que definen nuestro entorno económico actual son la incertidumbre y la complejidad.
Son como dos virus que nos paralizan.
Para poder avanzar hay que tener  la capacidad de adaptación y, para poder afrontar la complejidad, es importante tener una forma de trabajo más inteligente. Para conseguir organizaciones más adaptables al entorno es necesario que sean más creativas, innovadoras, que se interesen por lo que pasa a su alrededor. Hay que tener en cuenta que el éxito está en generar entornos de conocimientos compartidos.
Muchas veces, el liderazgo
marca de forma importante el modelo de comportamiento de una organización
.
Claro ya que las personas con liderazgo, son aquellas con capacidad e influencia dentro de una organización  y que, de forma compartida, la llevan hacia un objetivo común y mejorado.
¿Por qué el liderazgo compartido?
Porque nadie es lo suficientemente completo como para dominar por completo todo, ya que a la hora de tener ese liderazgo se requieren de muchas habilidades que no solo una persona posee, por tanto el liderazgo es y debe ser compartido. La suma de esas habilidades y capacidades generan un gran resultado siempre y cuando lo sepan compartir, porque de esta manera puede tener un enfoque más adaptado al entorno. Para ello es importante que se tenga un equilibrio entre las proporciones de diferente tipo y así haya una mejor armonía.
Según mi experiencia, para lograr esta armonía en una organización, hay seis aspectos que hay que potenciar:
Aprender y enseñar a vivir la vida con energía y entusiasmo.
Potenciar una buena relación en el entorno.
Buena distribución del tiempo.
Tener una visión positiva.
Propiciar el trabajo cooperativo e interdisciplinar.
Hacer que los individuos busquen tiempo para pensar y fomentar el sentido del humor.

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